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El progreso de un aprendiz

Según una perspectiva centrada en el progreso del aprendiz, los rasgos de entendimiento y práctica que puede seguir dicho aprendiz, en general, a lo largo de su aprendizaje son descritos en tres niveles:

Nivel 1: Seguir paso a paso, sin desviarse, las indicaciones del maestro, tratando de copiar lo que observa sin tratar necesariamente de entenderlo por completo. El pensamiento dogmático domina este nivel, donde no se espera que el aprendiz se formule cuestionamientos serios.

Nivel 2: Representa el inicio de una etapa diferente de entendimiento y práctica, donde el aprendiz identifica las limitaciones de lo entendido en el nivel 1 y busca mejorar su conocimiento para aplicarlo a una gran variedad de circunstancias, tomando conciencia de qué aplica y qué no, para cada caso. La esencia de este nivel es cuestionar seriamente lo entendido por el propio aprendiz, abordando con todo detalle las dudas que tenga pendientes. El pensamiento crítico es la marca de este nivel.

Nivel 3: El practicante en este nivel posee la soltura de un espíritu cultivado resultado de haber integrado numerosas acciones y reflexiones a lo largo de los años. Ya no importa si está siguiendo determinado lineamiento, improvisando algún otro, o inventando uno adicional, pues entiende el valor esencial y simplemente se enfoca en cuidarlo y mejorarlo. El pensamiento creativo es el rasgo de este nivel.

El planteamiento se originó en el ámbito de la transmisión de habilidades de maestro a discípulo en las Artes Marciales. Pero puede ser sujeto de generalización —con las debidas proporciones— en otras áreas donde se requiera transmitir o divulgar habilidades. Ya sean éstas habilidades técnicas en diseño de software o en otras actividades donde se busquen cada vez mejores niveles de destreza en el desempeño. Algo importante es no olvidar que “maestro” y “discípulo” son roles que las personas desempeñan en un contexto específico y que parte de la condición de ser “maestro” es la habilidad de conseguirse nuevos aprendizajes —la habilidad de siempre mantenerse como un “discípulo”, es decir, como un aprendiz—.

Un problema típico que puede presentarse por descuido o falta de perspectiva en la adopción del planteamiento consiste en que los principiantes quieran saltar de inmediato al nivel 3 haciendo prematuramente variaciones a lo establecido en el nivel 1, y por tanto perciban como “dogmáticos” a quienes están legítimamente en dicho nivel 3 cuando les indican: No, primero tienes que proceder conforme a lo que se te ha indicado para el nivel 1.

Este planteamiento educativo de tres niveles es el único marco de referencia que he encontrado en donde se emplea al dogmatismo como lo que es, es decir, algo con carácter temporal, no permanente. El planteamiento queda resumido en la siguiente frase a manera de eslogan:

Aprende el principio, respeta el principio, y disuelve el principio