La profesión de informático en el mundo de la nube
Es una de las conversaciones más habituales para mí, en estas últimas semanas. Y no es fácil. La gente se me enfada un poco, a veces. El mensaje de que Windows Azure te permite subir aplicaciones a la nube con coste de gestión de IT prácticamente igual a cero es percibido como una sobrepromesa por muchos administradores de sistemas que no se lo terminan de creer y que tienen muy malas experiencias con lo que los mensajes agresivos de las burbujadas de la industria han provocado en sus directores generales y consejos de administración.
Por otro lado, es evidente que hay una tendencia brutal de automatización del centro de datos. Y de consolidación, gracias a las tecnologías de virtualización. El trabajo puro de gestión cada vez va a ser menos necesario. O sea, cada vez más cosas que antes se hacían a mano se van a hacer de manera automática. Y la potencia de cálculo aumenta más deprisa que las cargas de trabajo. ¿Cuánto tiempo falta para que sea razonable poner toda la informática de backend de una empresa de 100 usuarios en sólo 2 CPUs de Intel con máquinas virtuales por encima? ¿Y de 250 usuarios? ¿Y de 1000?
La plataforma Windows Azure es evidentemente un paso más en ese sentido. Habrá muchas empresas que no tengan ningún activo de IT. Pero nosotros somos los del mundo digital… le hemos cambiado la vida a los financieros y los administrativos con el ERP, a los de ventas con el CRM, a los de marketing con las páginas web, a los de retail con el ecommerce, a los ingenieros con las workstations y el grid computing, a los cocineros con las webs de recetas, a los periodistas con… con todo, a los taquimecanógrafos con los procesadores de texto… a media sociedad. Ahora no podemos quejarnos de los cambios que trae nuestra propia tecnología.
Cuando Nicholas Carr escribió su libro sobre el cambio de la informática de empresa al cloud computing yo creo que tenía razón en lo fundamental, pero no en algunos puntos importantes. Es evidente que se equivocó a lo grande identificando a Microsoft con la empresa del Windows y el Office y augurándole un no-futuro en el mundo del cloud. Pero lo peor de todo es que su falta de comprensión de cómo funciona la informática en una empresa hace que no contemple adecuadamente la complejidad que supone ir adaptando la funcionalidad a los usuarios de negocio día a día, y lo complicado que es ir evolucionando la arquitectura de las aplicaciones a los usuarios de negocio. Aquí me tenéis dedicando casi todas mis horas del día a desdecir al autor de uno de mis libros de cabecera.
Volviendo al tema: en España faltan ingenieros, e informáticos. Ni sobran ni van a sobrar. O los encontramos y les ponemos a innovar, o nos vamos al pozo.
Pero eso no significa que no haya mucha gente que tenga que evolucionar en su trabajo.