Mi avatar se contonea
Project Natal. Quién, a estas alturas, no ha oído hablar del proyecto de Microsoft para Xbox 360 que amenaza con revolucionar el mundo del interfaz en los videojuegos y dejar aparcado el gamepad durante un rato para comenzar a jugar usando el mejor controlador que tenemos: nosotros mismos.
Pero una cosa es oír hablar de él, y otra cosa es probarlo. Y, hoy mismo, en Microsoft Ibérica hemos podido hacerlo. ¿Y sabéis una cosa? Impresiona. Mucho. ¡Mucho!
Natal está aún en fase de desarrollo, pero ya se ha dejado caer por España. Entre hoy y mañana, algunos medios podrán por fin ponerse delante de la pantalla y tener un anticipo de las posibilidades de esta nueva tecnología. Como digo, algunos ya lo hemos catado (eh, es lo que tiene estar en el ajo…) en el céntrico piso de Madrid donde desde ya mismo están teniendo lugar las demostraciones. E, insisto, se trata de una experiencia única.
Una experiencia que impacta desde el principio: desde el momento en que al plantarte delante del sensor, éste te reconoce, hasta cómo recoge cada gesto que realizamos. Tanto los movimientos proto-acrobáticos (si más o menos torpes, depende de cada persona… aunque en Microsoft somos ágiles como panteras, aviso) jugando a Ricochet (la demo tecnológica que puede verse ahora mismo en Madrid, en la que hay que destruir bloques lanzando pelotas con las manos, los pies o incluso el pecho o a cabezazos), como las gesticulaciones de cada uno al hablar. Es curioso, además, cómo el primer impulso de los que pasamos por delante de Natal (superada la vergüenza inicial de descoyuntarnos con aspavientos delante de un montón de gente, a lo que contribuye el estupendo ambiente que se está respirando en esta visita de Natal en España, todo hay que decirlo) es realizar movimientos aleatorios, para comprobar cómo nuestro avatar en pantalla responde y se contonea como la extensión digital nuestra que es. Pronto nos damos cuenta de que cada pequeño gesto se traduce y transporta al mundo del juego.
Natal vive de una combinación de tecnología única en el mundo del videojuego: una cámara de vídeo RGB en 3D, un sensor de profundidad (proyector de infrarrojos combinado con un sensor CMOS monocromo), un micrófono multidireccional y un procesador interno con su propio software, le permiten realizar su magia: reconocer caras, articulaciones, gestos, voces, tonos, el espacio en el que nos encontramos, estados de ánimo… y traducirlo y relacionarlo todo con lo que ocurre en pantalla. Yendo un paso más allá de todo lo visto hasta ahora, Natal consigue que sea la consola la que nos reconozca a nosotros, y nos permita jugar o navegar por menús con nuestros propios gestos.
Se trata de una tecnología revolucionaria, que entusiasma quien la prueba (¿hace falta que lo diga? Estoy entusiasmado), acercará experiencias a quienes no han tocado jamás un controlador, y ofrecerá capacidades completamente inauditas en el mundo del videojuego. Como puede verse en el siguiente vídeo que Lionhead realizó a modo de resumen de su propia demo de Natal, llamada Milo y Kate, donde se anticipan algunas de las interacciones más espectaculares que el sensor permitirá entre jugador y mundo jugado.
Pero antes de darle al play, os lanzo un reto: ¿qué interacciones imagináis o creéis que llegaran al mundo del videojuego gracias a Project Natal? ¿Dónde creéis que está el límite?